miércoles, 17 de septiembre de 2008

Incendios forestales

Se asocia a los incendios forestales con cualquier fuego que se extiende sin control sobre un terreno forestal, afectando vegetación que no estaba destinada a arder. Este tipo de incendio se caracteriza por producirse y desarrollarse en zonas naturales con vegetación abundante, donde el fuego consume en forma incontrolable una masa boscosa. Las condiciones atmosféricas, la topografía del lugar y la vegetación presente, determinan básicamente la propagación del fuego y la caracterización del incendio.

Si bien existen incendios forestales producidos por causas naturales (tormentas eléctricas, erupciones volcánicas, sequedad del suelo), el origen de la gran mayoría de ellos responde a la acción humana. Ya sea por imprudencias, accidentes o en forma intencional, la acción antrópica origina directa o indirectamente más del 90% de los incendios que se producen a nivel mundial. Al ser éstas causas más frecuentes que las naturales, sus efectos provocan desequilibrios en el funcionamiento dinámico de los ecosistemas.


Cuando las llamas incontrolables eventualmente arrasan con vidas, viviendas, ganado y otras infraestructuras, el costo de los incendios forestales es muy elevado; pero desde el punto de vista ambiental los daños también son considerables. La magnitud de las perturbaciones ecológicas producida es decisiva para la posterior regeneración del ecosistema incendiado. La erosión y desertificación producida por la desaparición de grandes masas boscosas, se encuentran entre sus principales consecuencias. Además de la liberación de dióxido de carbono a la atmósfera, se destruyen numerosos habitantes para la vida silvestre y las inundaciones estaciónales se tornan más graves.

Con el propósito de prevenir, evitar, mitigar o remediar los efectos negativos de los incendios forestales, el manejo del fuego se presenta como una técnica para el manejo del territorio y de los recursos naturales, incluyendo la programación de una serie de actividades. El manejo del fuego debe de ser planificado y evaluado en el marco de los programas de manejo forestal y de manejo de áreas protegidas. Algunas medidas incluyen la concientización social, el cuidado de las masas forestales, y el establecimiento de políticas adecuadas de detección precoz. Es fundamental asumir conductas preventivas y de seguridad en el manejo del fuego sobre todo en áreas boscosas, y cumplir con las reglamentaciones existentes al respecto.


Procesos ecológicos interesantes

Considerando que existe un equilibrio entre los incendios naturales y los bosques mismos, el panorama no es en todos los casos completamente negativo. El fuego tiene un papel relevante en la estructura, funcionamiento y dinámica de los ecosistemas terrestres. Algunas especies vegetales y animales prosperan en las condiciones que se generan tras el fuego, permitiendo su regeneración y reproducción. De este modo, los incendios forestales naturales contribuyen al cambio ecológico y a la regeneración de las comunidades forestales, desempeñando un proceso fundamental en los ecosistemas.


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viernes, 15 de agosto de 2008

Verdades inciertas

Los desprendimientos de bloques de hielo que recientemente tuvieron lugar en los glaciares de la Patagonia han despertado la admiración de un público asombrado por el fenómeno, mientras que al mismo tiempo han generado nuevas inquietudes ente los científicos. Según el Instituto Argentino de Nieves, Glaciares y Ciencias Ambientales de Mendoza, en las últimas dos décadas los glaciares ubicados a lo largo de Patagonia han disminuido su extensión entre un 10 y un 20%. Estos desprendimientos alarman a los estudiosos de la climatología y los glaciares, ya que los mismos se estarían viendo particularmente afectados por el calentamiento global.


La subestimación de algunas cuestiones ha generado controversias en la comunidad científica. Un grupo de expertos confirma que los proponentes de la teoría del calentamiento global han recurrido a la política del miedo, argumentando que los gases de invernadero causados por las actividades del hombre están provocando que los glaciares se derritan, aumentando el nivel de los mares y amenazando a la humanidad con calamidades económicas y ambientales. De este modo, sostienen que los modelos climáticos de calentamiento global necesitan ser corregidos para contemplar los diversos efectos, por lo que la existencia de otras cuestiones involucradas indicaría que los glaciares son barómetros inadecuados del cambio climático. Como fundamento reconocen que es difícil estimar la respuesta exacta de los glaciares al calentamiento global, porque su dinámica está influenciada por numerosos factores además del clima, aún cuando la temperatura y la nubosidad sean los factores dominantes de control.


La contraparte está representada por los más de dos mil científicos del Grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático (IPCC) cuyo objetivo es evaluar el riesgo del cambio climático originado por las actividades humanas. El IPCC fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz, compartido con Al Gore, por sus esfuerzos en difundir un mayor conocimiento sobre el cambio climático causado por el hombre y sentar las bases para la incorporación de medidas. Los estudiosos que comparten esta postura reconocen que la incertidumbre científica no justifica la no adopción de medidas protectoras, basándose en el principio de precaución.


Más allá de las connotaciones positivas o negativas que toda película, discurso, opinión e informe científico pretenda divulgar, los fenómenos ambientales que sacuden diversos puntos del planeta y sus rastros son el mejor reflejo de la realidad. Tal como lo expresa la famosa frase que reconoce a la no videncia voluntaria como la peor, más allá de la percepción propia del mundo, la realidad que compartimos es la misma.



martes, 1 de julio de 2008

Deforestación y desertificación

Dos términos leídos y escuchados reiteradamente en diversos ámbitos y medios, no sin desconocer en muchos casos sus verdaderos significados e implicancias, son los de “deforestación” y “desertificación”. El primero es la causa principal del segundo, representando este uno de los mayores problemas ambientales actuales causados nuevamente por el accionar humano. Se entiende como desertificación a la reducción o pérdida de la productividad biológica y/o económica y la complejidad de las tierras de las zonas áridas, semiáridas o subhúmedas secas. Estos territorios, que abarcan un 41% de la superficie terrestre del planeta y albergan unas 2.000 millones de personas (un tercio de la población humana), no poseen las condiciones climáticas de los desiertos, sin embargo las adquieren como resultado de este proceso. El 70% de estas tierras, lo que corresponde a 3.600 millones de hectáreas, están degradadas. Los procesos que han llevado a esta realidad son la deforestación, la erosión hídrica y eólica, la salinización, la reducción del contenido de materia orgánica en el suelo, su compactación, la acumulación de sustancias tóxicas para la vida silvestre, entre otras.

Con un toque humor, el WWF recurre a Tarzán para representar en cierta forma el problema y denuncia la deforestación a pasos agigantados que están sufriendo los bosques del planeta, principalmente las selvas tropicales. La leyenda de la imagen indica: "15 km2 de selva tropical desaparecen cada minuto".

Cabe destacar que la desertización fue el primer problema ambiental en ser considerado de carácter global, reconocimiento que quedó formalizado en la Conferencia sobre Desertización de las Naciones Unidas (ONU), celebrada en Nairobi en 1977. Desde entonces, se ha puesto en manos del Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas (UNEP) la coordinación de un intento global de combatir el problema.

El resultado de la destrucción de la cobertura vegetal es lo que se conoce como deforestación. Los bosques cumplen un rol fundamental ya que ayudan a mantener el equilibrio ecológico y la biodiversidad, controlan la erosión en las cuencas hidrográficas e influyen en las variaciones climáticas. Asimismo, abastecen a las comunidades rurales de diversos productos, como madera, alimentos, combustible, forrajes, fibras o fertilizantes orgánicos. Las causas principales de la deforestación están asociadas al uso inadecuado del agua para actividades agropecuarias, los incendios forestales, la tala incontrolada de árboles, el aprovechamiento de la madera y la presión que sobre los bosques ejerce la población. La deforestación, por tanto, puede ocasionar la extinción de especies, la pérdida de recursos genéticos, el aumento de plagas, la disminución en la polinización de cultivos, la alteración de los procesos de formación y mantenimiento de los suelos, lo que impide la recarga de los acuíferos, y altera los ciclos biogeoquímicos. En suma, la deforestación provoca pérdida de diversidad biológica a nivel genético, poblacional y ecosistémico. La quema de residuos ulterior a la tala libera enormes cantidades de dióxido de carbono, y el aumento de la concentración de este gas en la atmósfera es una de las causas del conocido efecto invernadero. Si bien la cantidad de dióxido de carbono absorbido por la vegetación es reducida si se la compara con la transferida a los océanos, las masas boscosas tropicales cumplen un importante papel como productores de oxígeno atmosférico y reguladores de los ciclos hidrológicos.

Otro vocablo aparentemente similar es el de “desertización”, indicando el resultado del equilibrio negativo existente entre los ingresos y pérdidas de agua. Este proceso es natural, a diferencia del anterior, propio de las zonas que bordean a los desiertos. En épocas de sequía estos lugares se deshidratan, pierden vegetación y buena parte de su suelo es arrastrado por el viento y otros agentes erosivos. En los últimos tiempos, este fenómeno natural se ha visto agravado por actividades humanas que debilitan el suelo y lo hacen más vulnerable a la erosión.
Desnudar el planeta de sus bosques y de otros ecosistemas como también de su suelo, tiene un efecto similar al de quitar la piel de un ser humano...